Por: Equipo Las Majadas de Pirque
Hace algunas semanas en el New York Times, Gretchen Reynolds publicó la nota “How Walking in Nature Changes the Brain”.
En él, se comenta que según un reciente estudio, un paseo por el parque puede calmar la mente y, en el proceso, cambiar el funcionamiento de nuestro cerebro al punto de mejorar nuestra salud mental. De hecho, es posible identificar niveles más bajos de estrés inmediatamente después de que las personas han estado en entornos naturales, sensación de mayor felicidad y mejor capacidad de concentración en relación a alguien que ha pasado la misma cantidad de tiempo en entornos urbanos saturados.
Pero, ¿cómo una visita a un parque u otro espacio verde podría alterar el estado de ánimo de una persona?, ¿Tiene la naturaleza la capacidad de cambiar nuestro cerebro de alguna manera que afecta a nuestra salud emocional? Según estudios realizados por Gregory Bratman de la Universidad de Stanford, así es. Los resultados «sugieren fuertemente que salir a entornos naturales podría ser una manera fácil y casi inmediata para mejorar los estados de ánimo de los habitantes de la ciudad”.
Es muy posible que estos hallazgos resulten obvios y sean respaldados por quienes tienen el hábito y la oportunidad de acceder a áreas verdes frecuentemente, sin embargo, pero esta posibilidad no es tan evidente cuando nos referimos a los entornos laborales. Es mucho más probable que estemos encerrados en nuestras oficinas por horas, muchas veces sin siquiera saber si hay sol o llueve afuera.
Si caminar en la naturaleza genera cambios positivos en nuestros cerebros, tal vez la invitación es a considerar estos entornos para conversar, planificar, crear y soñar futuros posibles.
Integrar este aspecto en el diseño de nuestros encuentros laborales podría constituir una gratísima sorpresa para todos los que participen, y por último, según Bratman “al menos por un tiempo, podríamos beneficiosamente amortiguar la actividad de nuestra corteza prefrontal subgenual”.